Jesús, Sacerdote eterno,
guarda a estos ciervos tuyos,
en el recinto Santo de tu Corazòn,
donde nadie pueda hacerles daño alguno.
Guarda inmaculadas sus manos consagradas,
que a diario tocan tu Sagrado Cuerpo,
guarda sin mancha esos corazones sellados,
con el sublime carácter del Sacerdocio.
Haz que tu Santo amor los envuelva
y separe del contacto del mundo.
Bendice sus trabajos, con frutos abundantes,
y sean las almas por ellos dirigidas y administradas,
su consuelo y gozo aquì en la tierra
y después su hermosa corona en el cielo.
Amèn.utor Santiago Alberione.
Los fieles debemos siempre acompañar y sostener con nuestra oraciòn a nuestros sacerdotes.
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